lunes, 27 de abril de 2009

Reflexiones incompletas acerca del acto de evaluación en un grupo de sistematización cepapiano

Primero creemos fundamentalmente que el acto de evaluar en un grupo de sistematización bajo el método de proyectos en el CEPAP debe ser un acto de amor. No hablamos de amor en el sentido romántico, ni en el sentido de la conchupancia o complicidad para dejar pasar faltas y omisiones. Hablamos del amor como acto universal, que no excluye a aquellos que en el futuro van a recibir el acto educativo, llámense alumnos, participantes, hijos, estudiantes o similares del que aspira a graduarse con el método cepapiano y van por lo tanto a recibir una educación de calidad, por supuesto también hablamos del amor que sentimos por hacer mejor al evaluado que en este momento de su vida esta mostrando sus habilidades, destrezas, conocimientos, actitudes y valores ante su grupo de sistematización ahora de coevaluación.

El entender esto tanto por los evaluadores como por el evaluado es fundamental para entender el acto de evaluación sin miedos, no como un acto punitivo, castrador, sino como una fuente inmensa de aportes, de enriquecimiento. En ese sentido el evaluado nunca debe perder su condición de autoevaluador que es lo que lo garantiza como un ser que quiere crecer, mejorar, desarrollarse para cumplir el papel educador que se ha propuesto al obtener el titulo cepapiano.

El primer acto de un evaluador es dar crédito de todos aquellos aportes, esfuerzos conocimientos, crecimiento, fortalezas que tiene el evaluado, para luego hablar de las debilidades, omisiones, haciendo propuestas de cómo superar, mejorar enriquecer tanto habilidades como aspectos teóricos o actitudinales del compañero participante. Hacer una lista referencial de lo que se espera de un facilitador, educador para poder lograr el cometido de que aquellos que lo oirán y verán aprendan, se motiven a aprender o se le faciliten vías para encontrarse con el conocimiento y las habilidades es un acto necesario, pero antes es necesario resolver qué es lo que garantiza que el individuo que obtendrá el titulo o se acercará a el con una evaluación aprobatoria necesita para ser el educador que se necesita ser para aproximar su ser a su realización, a su felicidad.

El titulo de educador abre muchas puertas, quizás mas que puertas abre caminos estructurados para avanzar en el escalafón jerárquico y en el aumento del poder adquisitivo que estamos convencidos es el camino para obtener seguridad, comodidad, alimentos, vestidos etc. para nosotros y a los que amamos. Cuando me refiero al titulo es precisamente al papel y no a las competencias. Las personas gastan dinero enmarcando el papel y colgándolo para que quede claro el grado en que uno se encuentra en la sociedad. Mediante ese colgante uno se gana el respeto de la mayoría de los que lo ven. Entonces queda claro que por si solo es una cosa deseable, querible, ya es común oír a la gente decir que quiere su titulo, alguno pensará que es un resumen o un sinónimo de decir quiero ser educador pero realmente cada día se aleja mas de eso, los atajos para conseguir el fulano titulo son diversos y cada vez más nadan en las aguas de los “caminos verdes”. Desde lo más directos como la compra del fulano, con las mafias que logran sellos, firmas y crear la documentación probatoria en las instituciones, hasta los indirectos como el pana que te hace el informe o la tesis, el juntarte como garrapata a un grupo que si sabe, etc. Actividades todas que se hacen como si no importara el amor.

Cuando hacemos el rol profesional central hablamos del educador que queremos ser, cuando oímos al otro hablar de su rol profesional central y hemos oído con atención su autobiografía, con la atención en la que uno se hace parte del otro, se identifica o siente el esfuerzo o la alegría, el entusiasmo o la dedicación con la que ese otro cuenta su vida y al contarlo lo hace a uno parte de ese vivir y ya uno el que oye o el que relata no puede se ajeno sino parte, hermano del otro para ayudarlo a REALIZARSE o sea a acercarse a la felicidad. Estos procesos en los cuales nos dignificamos en colectivo son tan ricos , tan importantes que jamás deben se omitidos, jamás deben estar llevados por la prisa de las planificaciones, sino deben transcurrir desde el ejercicio del más profundo respeto, primero del respeto por el propio ser del que pone la intimidad de su experiencia de vida en el medio de la mesa ( pues acaso que aprendizaje real no es un acto de intimidad) y el ejercicio del respeto por la riqueza del aprendizaje que se tiene al oír la vida del otro (su autobiografía) los sueños del otro (su rol profesional central) Son evaluación, son requisito necesario para que el acto de llenar el instrumento evaluativo sea un acto de acompañamiento.

Ahora bien en la práctica nos encontramos que la presentación de un buen informe, de una presentación en power point, de algunas dinámicas, de una contesta suficiente de preguntas y de la afirmación humilde a agregar o tomar en cuenta las sugerencias e indicaciones de los coevaluadores dará como resultado una nota cuantitativa suficiente pata la aprobación del proyecto.. Haciendo un acto comparativo entre la universidad tradicional y la que estamos creando y aspiramos crezca , muy posiblemente cualquier tesis de grado es corregida tres y hasta cuatro veces pidiendo más calidad, profundidad etc. antes de ser aprobada, pregunto entonces ¿es este acaso un indicativo que el nivel de exigencia al profesional es mayor en estas universidades? ¿la profundidad que uno tiene con respecto a un tema no tiene que ver con el esfuerzo, con la dedicación, con el intento repetido para lograr un resultado? ¿ la profundidad no es acaso un hueco sin fondo y siendo así cuál es la mínima necesaria que acreditaría a un individuo para ser educador? ¿Esto acaso nos invitaría a realizar una presentación previa de enriquecimiento que aceptaría que los otros tienes cosas que aportar al camino que me he trazado por ser un buen profesional..? Pregunto ¿Cómo yo, un participante común y corriente, no sabiendo de un tema, de cómo se hace un proyecto, o de los recursos para el aprendizaje, puedo evaluar, dar recomendaciones, orientaciones, ver omisiones, acaso sabiéndome alumno, oyente no puedo sentir que he sido orientado, que se me ha facilitado el hecho de aprender, pero desde el sentir que eso ha ocurrido hasta ser capaz de ponerle nombres a lo que ha sucedido y seguir en ponerle nombres reconocibles acordes con la ciencia estudiada, hay un trecho.

Esta duda acaso no nos invitaría a mezclar lo que tienen las otras universidades, hacernos del conocimiento existente mediante talleres, foros, el rellenar formularios o exámenes que hablarán de lo que opino sobre lo que dicen otros estudiosos sobre este tema. Cosa que hemos estado haciendo tímidamente gracias a la iniciativa de nuestra facilitadora de hacernos leer mediante una biblioteca circulante, o un intercambio de libros. metodologías interesantes que quedan siempre en manos de nuestra disposición, voluntad, perseverancia, disciplina; virtudes que parecen ser fundamentales para el logro de nuestro objetivo y que por lo tanto, serian necesario objeto de estudio, en cuanto a como cultivarlas, regarlas, abonarlas en nuestro ser.
Antonio DaCosta

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